lunes, 30 de agosto de 2010

La Cofradía de coyotes de Eduardo Villegas Guevara, primera parte

Una de las experiencias más encantadoras del VI Recital Internacional de Poesía desde el Sur, realizado en Pasto-Colombia entre el 16 y el 20 de agosto de 2010, fue la presencia de Eduardo Villegas Guevara (Chimalhuacán-Estado de México, 1962). Este incansable editor y promotor cultural es además profesor universitario, poeta, narrador y dramaturgo. De todo su perfil intelectual (artístico y académico), lo que más llamó la atención a todos los asistentes al encuentro fue su personalidad histriónica y honesta, que se robó el escenario más de una vez. Pero a ninguno de los invitados se nos escapó que su habilidad para manejar al público era apenas uno de sus talentos. Quizás lo más importante sea que este entusiasta polígrafo mantiene junto a otros colegas de la zona oriente del Estado México el sello editorial Cofradía de coyotes, dedicada a promover a las jóvenes figuras de la nueva poesía mexicana, al margen de las altisonancias e inconsistencias de ciertas instituciones culturales públicas y privadas como las que existen en todos nuestros países.

Si bien Villegas Guevara ha sido becario del Estado mexicano y ha recibido premios importantes en su país, ningún reconocimiento público lo ha envanecido. En el ambiente literario contemporáneo, en el que a menudo parece que los escritores latinoamericanos estamos más enamorados de la fama y el prestigio que de la poesía o el arte, la actitud fresca y combativa de este coyote (como él mismo se hacía llamar) se agradece y admira. La Coyotera Editores ha publicado durante ya algunos años varias series de narrativa y poesía, entre las cuales sobresalen las antologías de lírica y cuento. Comentaré apenas dos ejemplos de estos textos colectivos en los cuales se han logrado colar incluso un par de nombres no mexicanos, lo que anuncia una posible nueva línea editorial en torno de la poesía del continente. Se trata de dos antologías elaboradas en torno de un motivo muy sencillo o tema común cada una, a saber: el sol y la luna. Existe al menos una más dedicada a la lluvia.

Soles de abril (México, La Coyotera Editores, 20009) es el primero de ellos. El pretexto que convoca a los poetas que forman la colección parece en principio un tanto ingenuo, pero en él radica precisamente su fortaleza: cantarle al sol. Más allá del éxito del libro como unidad acabada, esta muestra resulta en una panorámica generosa (hasta cinco o seis páginas por autor) de parte de una generación de mexicanos nacidos entre las décadas de 1960 y 1970, con algunas excepciones de los nacidos una década antes o después. Llama la atención de entrada el equilibrio de género (un buen número de mujeres), que se repite en las siguientes antologías. De entre todos, cada uno con su voz e identidad, sobresale el mayor, Filadelfo Sandoval (Oaxaca, 1954), un tanto más experimental y osado que los otros. En cada libro sucede lo mismo. De entre todo grupo reunido por semejanzas, el excepcional resulta el más interesante. Pero esto no tiene que ver necesariamente con la calidad de los textos, sino con la percepción del conjunto.

De Sandoval destacan su trabajo con la imagen y el poder para evocar mediante el manejo de los espacios la visión sobre el tema erótico o amatorio. Encuentro ciertas reminiscencias directas de la poesía de Paz en el trabajo grafemático del poema. Pero Sandoval no es solemne, sino juguetón y su voz oscila entre registros intimistas y largas digresiones metafóricas. Reproduzco un fragmento del único texto de gran aliento que consta en la antología (se trata del momento inicial, que no supone dificultades de diagramación en esta página):

Veatrix, sol de medianoche

Su pudiera romper
mi cara de ebrio
y mantener el equilibrio
de horas inestables
al sentir tu cuerpo solar
mi aspecto
de rapsoda anónimo
en fútiles flamas
de pebeteros
con cielo abierto
para la refocilación eterna
no volverá a ser el mismo

Fiel testigo
del parto cósmico
ser divino
devorador del cielo
enjambre de aleluya
tigre en ovillo
de manchas sorpesivas
explosiones del Ying y el Yang
devorándose a sí mismo
luz habitable
en la dinastía de los espectros

[Continuará…]

Eduardo Villegas Guevara (Chimalhuacán-Estado de México, 1962). Ha publicado los libros: Las aventuras de Eddy Tenis Boy (2006), Acetato (2006), Nace Gatatumba (2007), Los senderos laterales (2007), El misterio del tanque (2010) y El Blues del Chavo Banda (2010), entre otros. Ha recibido importantes premios literarios de su país, entre los que destaca el Premio Nacional de Literatura “Gilberto Owen”. Miembro fundador de Cofradía de coyotes, grupo editorial y cultural.

1 comentario:

  1. Reproduzco el comentario enviado por Eduardo Villegas:
    Estimado Cesar Eduardo

    Tu generosidad para estos coyotes que aullamos desde el estado de México, me parece sensacional y no puedo pagarla con nada, salvo enviandote proximamente nuestros siguientes libros y estar a la espera de las cosas que publicas por allá, para leerte con la misma emoción con que te escuché en Pasto, Nariño..

    Saludo y mil gracias por tus comentarios. Ya nos encontraremos pronto, en Quito o en cualquier otro histórico lugar.
    No sabes cuanto nos emocionan estas líneas que hablan de nuestro humilde trabajo.

    con el aullido de
    Eduardo Villegas Guevara, El Coyote Mayor

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